...todo es tan absurdo. Todo es amargo ahora. Todas las cosas por las que hemos luchado se van y yo no puedo hacer nada. Es absurdo.
Es hora de que partas en busca de destino, sin mí.
Para lo nuestro talvez no existe un futuro, y sé que es difícil saber que quizás no queda mas.
Aun así, te esperaré siempre.
Y si alguna vez decido irme de aquí, escapar de mi vida, te buscaré allá donde estés. Me conozco: sé que alguna vez lo haré. Siempre he llegado tarde a mi vida, siempre, pero he sabido llegar. Y sé que alguna vez me iré de aquí.
Sabré entonces que debo ir a buscarte.
No lo sé, me encantaría leer Schopenhauer contigo o el libro vaquero, llorar las tragedias del mundo o reír de eso que llamas “la televisión basura”, escuchar cómo nos dicen que, el que tiene miedo nunca se enamora, y ver cómo escuchas tu música mientras me miras. Al final, me dirás, no se nota que tengas tanto miedo. Pero lo tengo, y sé que por eso no podré enamorarme. Y me duele, como me duele saber que mañana no estarás entre mis brazos. Que mañana yo perteneceré a mi vida y tú, estarás, con lágrimas en tus ojos, y una sonrisa en los labios para los brazos de quien se acerque a ti. Y no seré yo. Y todo será más triste entonces, al menos para mí.
Te escribiré. Pensaré en ti tantas veces. Hay cosas que se saben, y yo sé que eres tú quien. Y, espero algún día, tú también lo sepas, escaparé entonces de mi vida. Iré a buscarte, no te preocupes. Alguna vez nos diremos: hola, mi amor, que alegre estas hoy. Y por segunda vez seré feliz.
Y esta vez no tendré miedo, no llegare tarde, no demasiado tarde. Como tantas otras veces lo hice.
No te preocupes; lo lograré. Además, yo ahora debo crecer, recorrer tantas partes de este mundo. Historia y arte, si, historia y arte. Y un día, al volver, sonreirás de nuevo, como me has sonreído tantas veces. Tu sangre será roja entonces y mis labios azules. Y te hablaré, mientras me enseñas la mejor de tus sonrisas, y te dolerá, porque habrás dejado de sonreír desde hace tanto tiempo, de los lugares en los que he estado, de las chicas a las que no he conocido. De todas las veces que escribí en mi corazón: siempre llegué tarde a mi vida.
Ojala, algún día, pasaran tantas cosas. Ojalá te pudiera hacer sonreír otra vez. Y dejar de ser, como muchos empiezan a llamarme, un maldito amargado.
No dejare que nadie me gane. La vida es un estado de ánimo. No lo tenemos que olvidar nunca. La vida es un estado de ánimo.
Y claro que lo sé, pero todo es nostalgia ahora, melancolía de los días que no han llegado...
Todo pasa, lo sé, todo pasa, es por eso que esta vez me haré el fuerte, si me prometes que la próximas vez tu también tendrás esa fortaleza, dime que lo haras, por favor dime que lo vas a intentar.
Y, ahora, deja que vea, una penúltima vez, tu sonrisa. Una última sonrisa antes de irme, antes de construir un mundo que te pueda mostrar cuando volvamos a vernos. Una última sonrisa.
Me encantaría tenerte entre mis brazos, acariciar tus pechos, saludar a la mañana en tu cuerpo. Una última noche, sólo otra noche más. Y saber que es imposible, hace más difícil todavía esperar con algún ánimo el día que no se aproxima, la noche que nunca se acerca.
Pero tendré ese ánimo, sé que tendré ese valor. Recuerda que volveremos a vernos, recuerda que te buscaré otra vez, será horas después de que un día escape de mi vida.
En realidad, No quiero irme. No quiero dejarte ir. No, no quiero…
Una última sonrisa, por favor, es lo único que necesito hoy, una última sonrisa...
jueves, 11 de diciembre de 2008
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